Algunos de nosotros estamos experimentando cierta desarmonía interior al responder a la invitación a retirarnos de una participación más activa en los asuntos sociales y en su lugar concentrarnos en nuestro peregrinaje espiritual interior. Aunque reconocemos el valor de desarrollar un trabajo interior con un grado de compromiso menor, a veces percibimos la creciente necesidad de una labor más activa, y a veces incluso nos sentimos culpables por no involucrarnos más. ¿Podríais hablar acerca de esta lucha y disonancia interiores? ¿Cuál es su rol como catalizador y cómo podríamos trabajar con ello?

(Canaliza Jim)

Soy Q’uo, y estoy con este instrumento. Os saludamos a todos y cada uno de vosotros en el amor y en la luz de este día. Estamos muy complacidos por haber sido convocados a formar parte de vuestro grupo esta tarde, ya que, como de costumbre, os habéis preparado muy bien para convertiros en una entidad unificada en la búsqueda: todos como uno, y uno como todos. Antes de comenzar, os pediríamos nuestro favor habitual, y es que examinéis las palabras y pensamientos que vamos a compartir con vosotros, y toméis las que tengan sentido para vosotros y las uséis como queráis, y dejéis atrás todas las palabras o pensamientos que no tengan sentido para vosotros, porque no querríamos convertirnos en un escollo o en un obstáculo en vuestro peregrinaje de búsqueda. Si nos hacéis este pequeño favor, entonces nos sentiremos en libertad de compartir con vosotros nuestros pensamientos sobre esta pregunta tan interesante.

Vosotros, como buscadores espirituales conscientes, habéis recorrido este camino de búsqueda durante un largo período de tiempo tal como lo medís, en esta vida y, ciertamente, en vidas anteriores a ésta también. Habéis desarrollado en vuestra mente, en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu la clase de impulso que busca comprender los misterios que os rodean, pues esta ilusión en la que ahora os movéis y vivís y en la que tenéis vuestro ser está llena de misterio. Para la mayoría, el misterio no va más allá de conocer los medios para ganarse la vida, para proporcionar un hogar a la familia, y para seguir costumbres mundanas mediante la obtención de satisfacciones terrenas. Sin embargo, habéis descubierto que todo esto no es más que un símbolo, y un medio por el cual podéis captar una realidad más amplia, esa que no tiene que ver con vosotros, sino con vuestro interior, y a medida que buscáis cada vez con mayor soltura, empezáis a manifestar a los que os rodean la realización interior del amor, de la luz y de la unidad.

La pregunta que planteáis hoy, queridos amigos, consiste en cuál es la mejor manera de proceder en este viaje de búsqueda y de compartir lo que se os ha revelado como vuestra verdad interior—cuánto esfuerzo por hacer y de qué manera hacerlo, a medida que os encontráis ante lo que parecen ser desavenencias, deslealtades e injusticias evidentes en torno vuestro. Porque en esta ilusión hay muchos de esos conflictos que se presentan ante el buscador espiritual—cómo insertar el yo, o bien si se debe hacerlo, en esos conflictos y confusión sobre el modo o la forma en que se ha de amar a tal o cual persona, grupo o idea. Este es el trasfondo de vuestra ilusión de la tercera densidad; por eso estáis aquí. El hecho de considerar estos puntos es convertirse en un buscador consciente y consecuente.

Estáis considerando la mejor manera de emplear vuestro esfuerzo de entendimiento, si nos permitís usar una palabra poco apropiada, porque entenderse es difícil, si no imposible, dentro de vuestra ilusión. Pero aún así, procuráis comenzar este proceso de juntar las piezas del rompecabezas en cuanto a la manera apropiada de progresar en vuestro viaje de búsqueda, cuánto debería reservarse a la experiencia interior de búsqueda del ser interior, y cuánto debería dedicarse a iniciativas externas que promuevan, digamos, la conformidad comunal con la idea de lo que consideráis que constituye la comprensión más básica de la unidad.

En este punto, vamos a transferir este contacto al que conocemos como Steve. Somos los de Q’uo.

(Canaliza Steve)

Soy Q’uo, y estamos con este instrumento. Quisiéramos comenzar nuestra comunicación a través de este instrumento pidiéndoos que consideréis antes que nada lo que significa que os encontréis encarnados en la tercera densidad. Bien, estar encarnado significa exponerse a un catalizador que no proviene en su totalidad del interior, lo que significa que estaréis expuestos a las fuerzas de la naturaleza, estaréis sometidos a acontecimientos de naturaleza aleatoria de forma regular y, sobre todo, estaréis supeditados a las influencias que se os ofrecen por parte de otros yoes con los que interactuáis, en algunos casos de forma muy personal, a veces con mayor grado de intimidad y otras veces con un grado mucho menor de intimidad.

Y así, considerando esto, vosotros podríais argumentar muy firmemente a favor de la idea de apartaros de todo este catalizador que se os ofrece, para volcaros en vuestro interior y hacer la vista gorda a lo que ocurre a vuestro alrededor, lo que significaría que abandonaríais la verdadera misión que emprendisteis al encarnar dentro de esta densidad, en este planeta y en esta época. Y no vamos a negar que no solo hay una cierta lógica sobre este punto, sino también un significado más profundo. Es cierto que estáis expuestos a muchas situaciones que pueden hacer que perdáis el control, que pueden causaros desasosiego, y que pueden incitaros a una conducta, un comportamiento que os cause sorpresa, que os pille desprevenidos, y os deje con la sensación de que no sois quienes anheláis ser.

Al advertir que algo parecido pueda pasaros, a menudo os sentiréis tentados a retraeros. Y la cuestión se refiere al estado de ánimo, supongamos, que podría estar asociado con esa propensión al retraimiento. ¿Estáis pensando en retiraros a un lugar seguro porque creéis que allí estaríais protegidos, porque creéis que estaríais a salvo de los furiosos vientos del destino? ¿Pensáis que os protegería de lo que creéis que representa un peligro para vosotros?

Y si estas consideraciones son la que predominan en vuestro ánimo sobre la necesidad de retirarse, os sugerimos que consideréis también vuestra vida motivacional; pues lo que protegeríais es lo que habéis construido como vehículo para navegar por las dificultades de este mundo, y puede que finalmente resulte menos importante para vuestro verdadero bienestar—o menos importante para vuestro ser más profundo—de lo que pudierais suponer. De hecho, sucede que al final de la encarnación, lo habréis perdido todo, no llevaréis nada de lo que hayáis reunido aquí, en esta vida que os invita a hacer algo más que esto; no cualquier cosa, decimos, sino lo que en realidad es lo más importante, que es sencillamente el amor que habéis cosechado, el amor que habréis aprendido a ofrecer como respuesta.

Y así podéis percibir que vuestra necesidad de recogimiento está motivada por la sensación de que no hay, en este mundo, ningún amor que se os brinde, nada que tenga que ver con la naturaleza del amor que se os presente, y por eso os replegáis en el santuario interior, donde poder tener, al menos, un poco de privacidad para lameros las heridas. Pero, ¿es eso todo lo que os proponéis hacer en este santuario interior? Os pedimos que consideréis si habría algo con lo que podáis contactar durante el estado meditativo que represente algo más que un refugio seguro—que sea, de hecho, una especie de energía que se dirija hacia vosotros. Usamos la palabra “amor”, pero eso puede llevar a confusión si se tienen ciertas expectativas puestas en lo que se creería que normalmente habría de ser; porque puede hacerse patente de unas maneras que, una vez más, tienden a descentraros y a hacer que os sintáis desorientados. Se podría decir que es una forma de energía, y ésta puede provenir tanto del interior como del exterior. Y cuando viene del interior, tiene la capacidad de hacer que las cosas se agiten, por así decirlo, para que las estructuras del sentido de vuestro propio ser que tenéis por establecidas puedan desmantelarse tan fácilmente, o incluso más fácilmente desde el interior que desde el exterior.

Y así, si lo que requerís es seguridad, o una tregua, o reposo, puede que os parezca el doble de difícil si al volveros hacia afuera halláis confusión, os encontráis con energías que no os permitirán ver vuestro camino con claridad para participar abiertamente en ellas, y al retornar hacia vuestro interior os encontráis con energías que difícilmente reconoceríais como vuestras. E incluso si estuvierais dispuestos a considerarlas como energías de amor, sería un amor que no reconoceríais; sería un amor que os haría sentir extraviados o desorientados. Por eso, quisiéramos recomendaros que estas consideraciones, tomadas en su conjunto, proporcionan una descripción bastante clara de cómo es la vida en la tercera densidad.

Ahora bien, hay otra consideración que añadiríamos a la lista, y es la consideración de la polaridad. Los miembros de este círculo de búsqueda están familiarizados con el concepto de polaridad. Se puede describir como la elección que uno debe realizar en la manera que uno presta servicio a los demás en torno suyo, y la clase de orientación que caracteriza su búsqueda más íntima. Hemos descrito esta elección como siendo una entre el servicio a los demás y el servicio a uno mismo. Si el asunto se quedara simplemente en eso, creemos que todos los que estamos aquí dentro de este círculo de búsqueda tendríamos vía libre para hacer constar cuál sería esa elección, y para mayor claridad, simplemente reiteraremos que somos de los que buscan en el camino del servicio a los demás.

Pero dentro del embrollo y la confusión de los amores y los desamores, y de las manifestaciones de ira, tristeza y angustia que experimentáis a diario en la tercera densidad, la pregunta sobre qué polaridad es cuál… puede ser de lo más confusa, y a menudo puede suceder que os veáis llamados a un modo de servicio que os saque de vosotros mismos de tal modo que os anime a interactuar con los demás en nombre de un servicio que pensáis que va dirigido a los demás. Y sin embargo, en el intento que hacéis de avanzar por el camino de este servicio, descubrís que hay impedimentos en el camino, que hay obstáculos, que hay bifurcaciones en la senda que conducen a callejones sin salida, que hay compañeros de viaje de cuyo pleno compromiso de servicio a los demás podéis llegar a dudar.

Habrá momentos en los que lleguéis a dudar de vuestro propio compromiso, y podréis empezar a sospechar que habiendo empezado con la mejor de las intenciones, habéis visto que esas intenciones aparentemente se han convertido en lo opuesto de lo que originalmente deseabais que fuesen. Querías, tal vez, tender la mano en amor y socorro a los que se sienten heridos, a los que han sido marginados, a los que han sido injustamente agraviados, y descubristeis que es poco lo que pudisteis hacer por vosotros mismos en su favor, y por eso os decidisteis a hacer causa común con otros de vuestra misma mentalidad que igualmente se han orientado hacia la ayuda a los desposeídos. Pero luego descubrís que estos otros pueden tener una visión algo diferente de la manera correcta de proceder, o podéis descubrir que aunque vosotros y los que hayáis elegido para trabajar juntos sois lo suficientemente coherentes como para hacer causa común, sin embargo os oponéis a otras fuerzas que parecen ser totalmente insalvables, opuestas a las iniciativas que estáis llevando a cabo, y que se muestran complacidas al suponer que son ellos los que asumen el planteamiento correcto para ayudar a los otros. Y en esta situación, la tentación es desenvainar la espada, trabajar agresivamente contra la resistencia que encontramos, y combatirla para prevalecer en lo que ha comenzado a manifestarse ante vosotros como una gran guerra cultural.

Y, queridos amigos, cuando esto se produce, podéis ver con toda claridad que vuestras mejores intenciones se han convertido en lo opuesto, y que no os habéis convertido en un portador de luz, sino en alguien que ha creado las circunstancias en las que es poco probable que la luz pueda resplandecer. El amor se ha convertido en ira, en desdén, en odio. ¿Cómo podría uno no odiar lo que resulta imposible de amar? ¿Cómo podríais no odiar lo que bloquea vuestra expresión de amor? Por eso, cualquier cosa que frustre vuestro instinto de servir a los demás no puede estar en consonancia con vuestros esfuerzos por ser de ayuda en un planeta que, para todos aquellos que tienen ojos para ver, necesita desesperadamente ayuda.

Ahí tenemos el primer indicio de lo que podríamos llamar el misterio de la polaridad, porque la polaridad misma—en un contexto en el que la polaridad es el hilo conductor a través de un laberinto muy profundo en el que uno solo puede encontrar el camino con la luz de una vela apantallada precariamente contra vientos que pueden soplar en todas direcciones y en cualquier momento—desde el momento en que este misterioso hilo que llamamos “el misterio de la polaridad” se contempla en relación con aquellas actividades que puedan tomar forma manifiesta, es algo en lo que hay que reflexionar una y otra vez para que podáis orientaros al respecto. Y sin embargo, en todo momento existe la posibilidad de distorsión en esa reflexión. ¿Realmente estáis viendo lo que creéis que veis? En vuestro esfuerzo por ayudar, ¿realmente pusisteis lo que creéis que habéis puesto? Y, como decimos, esta pequeña vela con la que os guiáis puede apagarse fácilmente y debe encenderse de nuevo continuamente. Y entretanto, mientras os dejáis llevar por la angustia y la confusión, podéis haber perdido la orientación, podéis haber perdido el rumbo. Y entonces, ¿qué otra opción queda sino retirarse hacia las regiones de vuestro propio ser que todavía parecen permanecer relativamente estables, que todavía parecen estar comparativamente en posesión de sus propios recursos, donde al menos hay calma suficiente como para que podáis intentar restablecer vuestra propia intención con respecto a la polaridad que no tan solo habéis elegido, sino que ahora tenéis que elegir una vez, y otra vez, y otra vez más.

Cada vez que hagáis esa elección, fortaleceréis la elección misma. Y aún en ese caso—y os aseguramos, queridos amigos, que la elección estará realizada de manera imperfecta, que contendrá elementos que no son puros, que se situará en un contexto en el que todavía persista una gran confusión—incluso aunque estas cosas estén en su lugar como decimos que lo estarán, el acto de elegir servir a los demás con un corazón abierto marca más la diferencia de lo que podéis imaginar, porque todo cambia en un instante si podéis discernir el amor en ese momento. Y el hecho de descubrir que hay amor en ese momento os pone en la tesitura de ser el loco que ama, pues no sabéis a dónde os conducirá ese amor. Todo lo que podéis hacer es seguirlo y dejar que os lleve a donde quiera—y os diremos que os llevará a lugares que pasan desapercibidos, os llevará a lugares donde no reconoceréis a dónde habéis llegado, cómo habéis llegado hasta allí, o qué es lo que estáis haciendo allí. Todas aquellas consideraciones que constituyen lo que consideráis una manera de vivir estable en un mundo difícil, serán objeto de tal dislocación que, al final, lo único que os quedará para que os sirva de guía es la determinación de seguir adelante en el amor.

Y así, permitid que os digamos que os habéis comprometido a un modo de servicio que os ha puesto en relación con los demás, y que en algún momento encontraréis que las circunstancias son tales que una iniciativa que ha comenzado en el amor habrá llegado a un punto de desazón en donde el amor difícilmente pueda considerarse ya una energía de apoyo, y que ha sido tan desbordada por sentimientos de frustración o de ira que no podréis encontrar ni una vía por donde seguir avanzando. No podréis imaginar de qué manera podríais despejar vuestro camino. Es entonces cuando siempre resulta apropiado el retirarse a una actitud de meditación, pero también es cierto que podéis continuar en servicio con aquellos con los que habéis establecido una causa común, siempre y cuando estéis preparados ante la manifestación inesperada de esas expresiones de amor erráticas dentro de vuestro propio ser, en el marco de las relaciones emprendidas, de tal manera que estas experiencias puedan catalizaros a una relación más elocuente con vuestros instintos afectivos, con vuestros sinceros esfuerzos por procurar aportar lo que un mundo que necesita amor desesperadamente os pide que le aportéis.

Ahora bien, somos muy conscientes de que eso no os da una respuesta clara a la pregunta de si debéis expresaros en plena calle o buscar un ashram encantador en el que poder refugiaros. Y desde nuestro punto de vista, no podemos daros ninguna indicación clara que os proporcione lo que necesitáis para hacer esa elección. Habéis venido a servir. Los caminos del servicio son múltiples; los caminos del servicio son diversos; los caminos del servicio son siempre sorprendentes por los tortuosos derroteros que siguen. Cerrarse al servicio que se os presenta es fracasar de algún modo. Ponerse en servicio con la convicción de que solo puede haber una forma correcta de servir es otro modo de cerrarse uno mismo al resto.

Por lo tanto, servir en el amor es ante todo amar, y amar es entrar en un mundo de relaciones en el que también solicitáis algo a cambio: solicitáis ser amados. Pedís ser amados aun a sabiendas de que esto puede no suceder. Os estáis abriendo a la vulnerabilidad que experimentáis cuando el amor fracasa, y como personas comprometidas con la polaridad de servir a los demás en lugar de servirse a sí mismas, tenéis el compromiso de primordial importancia de vincularos al amor que dais en ofrecimiento al mundo. Y eso significa estar dispuesto a desprenderos, aun quedándoos con las ganas, aun quedando dolidos, de esa parte de vosotros mismos que no puede evitar querer ser amada. Estáis dispuestos a permitir que a esa parte de vosotros mismos que quiere ser amada no se le muestre aprecio en absoluto. Ese es el sacrificio que hicisteis al aceptar encarnar en la tercera densidad. Habéis convenido en que la falta de amor que casi con toda seguridad experimentaréis en vuestros esfuerzos por servir será vuestro destino, y que esto repercutirá profundamente en vuestro ser, donde podríais descubrir que, a pesar de tener todas las expectativas en contra, y a pesar de todas las evidencias en contra, tenéis bullendo en un lugar profundo en vuestro interior a aquellos recursos que son precisamente capaces de sanar las heridas del rechazo que habéis aceptado.

Cuanto más podáis absorber para que sane, mayor será el servicio que prestaréis a este planeta. Y si quisiéramos considerar esta posibilidad desde el punto de vista de un compromiso con el mundo, podríamos decir que no hay que desentenderse por completo de ese compromiso para que este proceso funcione dentro de vosotros. Por ejemplo, cuando os encontráis en interacción con otros yoes que os han juzgado inadecuados o de naturaleza desagradable, y en respuesta a ese juicio, que muy a menudo se hace agresivamente en contra vuestra, vosotros devolvéis aceptación y amor. Esto, queridos amigos, es el gran interruptor del ciclo kármico de acción y reacción, y reacción, y reacción. Ese es el don que podéis ofrecer.

Ahora bien, hemos mencionado una circunstancia que, a la hora de describirla, se le ha dado una forma un tanto idealizada, pues no siempre va a darse el caso de que estéis tan dispuestos en vuestro ser como para que podáis realizar el gesto que acabamos de describir. No siempre se dará el caso de que estéis en tan buena disposición como para que podáis devolver amor por ira, amor por odio, amor por agresión. Y entonces, en aquellas ocasiones en las que tengáis el sentido común de reconocer que estáis sobrepasando vuestras propias limitaciones, entonces es totalmente aceptable que os retiréis a la seguridad de vuestro propio proceso; y, de hecho, es muy recomendable, pues cuando no podéis hacer nada provechoso, al menos os incumbe a vosotros el no hacer daño alguno.

Creemos que estas humildes observaciones que hemos podido ofreceros no pueden daros nada que se asemeje a una buena orientación en las difíciles circunstancias que afrontáis a diario. Lo único que pueden aportar es tal vez daros la sensación de que en más de una ocasión seréis capaces de cumplir, y si eso os sirve de ayuda, nuestro servicio habrá tenido éxito.

Somos los de Q’uo, y en estos momentos vamos a dejar este instrumento y volver al que conocemos como Jim para averiguar si podríamos seguir ayudando a los miembros de este grupo al abordar nosotros mismos las cuestiones que aún queden por resolver. Adonai, queridos amigos, Adonai.

(Canaliza Jim)

Soy Q’uo, y estoy de nuevo con este instrumento. Es para nosotros un honor preguntar si hay alguna otra pregunta sobre la que podamos hablar en estos momentos.

Q’uo, me gustaría preguntar: Los de Ra nos dijeron que había alrededor de 60 millones de errantes en la Tierra en 1981. En la última sesión de canalización, los de Q’uo declararon que: Muchos de vosotros venís de otros lugares para ayudar a este planeta en su transición a la cuarta densidad; y los de Q’uo que: Tenéis conocimiento de esta clase de experiencia, porque muchos de vosotros sois porciones de nuestro propio ser, y habéis atravesado el velo del olvido para uniros a otras personas con la misma mentalidad y del mismo tipo, para servir al uno que se encuentra en los muchos, dentro de los planos de la Tierra. Si nos lo pudierais decir, ¿cuántos errantes hay ahora entre la población de la Tierra?

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu pregunta, hermana. En estos momentos hay aproximadamente 350 millones de estas entidades que se han encarnado dentro de vuestros planos terrestres para poder ofrecer su servicio a aquellos de este planeta que lo soliciten. Recientemente también han venido muchos de otros planetas de tercera densidad que han logrado la graduación allí, y están encarnando en lo que podríais denominar como “cuerpos doblemente activados” con el fin de prestar servicio ayudando a este planeta a hacer su transición hacia la cuarta densidad del amor y de la comprensión. El número de estas entidades supera al de los errantes, llegando a casi 500 millones de entidades.

¿Hay alguna otra pregunta, hermana?

Sí. Si nos lo pudierais decir—de aquellos errantes que viven en la Tierra en estos momentos, ¿podríais decirnos qué proporción son miembros de los complejos de memoria social dentro de la Confederación, especialmente de aquellos con los que nos comunicamos más a menudo?

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu pregunta, hermana. Podemos afirmar que cada uno de los errantes que se han encarnado dentro de esta influencia planetaria son, en efecto, miembros de la Confederación de Planetas al Servicio del Creador Uno Infinito, pues esta entidad planetaria a la que llamáis la Tierra, y a la que otros se refieren con el nombre de Terra, se encuentra dentro de la, digamos, jurisdicción, o del ámbito de la responsabilidad de esta Confederación.

¿Hay alguna otra pregunta, hermana?

No sobre esto. Tengo un par de preguntas más, pero las guardaré y veré si alguien más quiere preguntar.

Tengo una pregunta. Se trata de aquellos complejos mente/cuerpo/espíritu que encarnan en este planeta con lo que parecerían serias limitaciones, particularmente de naturaleza psíquica o mental, y me refiero muy en especial a aquellos que parecen sufrir un trastorno de carácter emocional que a menudo se atribuye a lo que se ha denominado el “trastorno del espectro del autismo”. Me gustaría que me dijerais si hay motivos pre-encarnativos asociados a este tipo de experiencia encarnada.

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu pregunta, hermano. De hecho, vemos que hay una oportunidad específica que se ofrece a las entidades que están, digamos, expresando la condición que se conoce entre vuestra población como “autismo”, ya que esta condición en particular hace que parezca muy difícil que dicha entidad se involucre en una experiencia muy cercana o sentida de intercambio de emociones y de inteligencia con otras entidades que la acompañan. Esto se hace con el propósito de que las entidades puedan desarrollar una mayor capacidad para hacer precisamente eso, pues cuando existe el deseo de crear una determinada capacidad en la entidad, muy a menudo esta entidad decidirá pre-encarnativamente programar la falta de tal capacidad, con el fin de que la necesidad de producirla o de manifestarla y mejorarla provenga de lo que parecería ser lo opuesto.

¿Hay alguna otra pregunta, hermano?

Sí, me pregunto si entonces hay un efecto espejo de este proceso que tenga lugar por parte de aquellos que aman a la entidad en cuestión.

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu pregunta, hermano. En la mayoría de los casos, las entidades cercanas a dicha entidad que expresa la manifestación de la personalidad autista están vinculadas de manera pre-encarnativa con esa entidad, perteneciendo, digamos, a la misma familia espiritual, y tienen la necesidad opuesta, es decir, la capacidad de hacer un esfuerzo mayor del que se le pide a la mayor parte de la gente en esta situación, que quizás consista en ser el padre o la madre de un hijo de ese tipo, o en ser el hermano o la hermana de dicho niño o niña. Por lo tanto, ambas entidades, el progenitor que cuida al niño autista y el niño autista, se benefician enormemente de esta interrelación, porque veréis que, en verdad, no hay errores dentro de vuestra ilusión, solo hay oportunidades de aprender que son más o menos difíciles. El grado de dificultad también aumenta el grado de polarización posible cuando a la dificultad se le suma un esfuerzo total y quizás algún grado de éxito.

¿Hay alguna otra consulta, hermano?

No, muchas gracias.

Soy Q’uo, y te damos las gracias, hermano.

¿Hay alguna otra consulta en estos momentos?

Tengo una pregunta. Cuando una persona tiene una experiencia de ascenso de la Kundalini, ¿significa esto que se activa su cuerpo de energía de cuarta densidad?

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu pregunta, hermano. La elevación de la Kundalini al centro de energía del rayo índigo es lo que en efecto podríais describir como la activación del cuerpo de cuarta densidad, el del centro de energía del rayo verde, que entonces está plenamente energizado para ser capaz de experimentar las vibraciones más elevadas que ahora envuelven a vuestro planeta, de modo que estas vibraciones puedan compartirse o canalizarse y transmitirse a aquellos que se hallan en el entorno de la entidad que está experimentando la llamada experiencia de la Kundalini. Porque aunque parezca una experiencia solitaria en su esencia, y, de hecho, se experimenta de esta manera, es una experiencia que ofrece oportunidades para expandir la conciencia a otros con los que la entidad que la experimenta entre en contacto.

¿Hay alguna otra pregunta, hermano?

No.

Soy Q’uo, y te damos las gracias por tu consulta, hermano.

¿Hay una última consulta en estos momentos?

Tengo una más, si nadie más tiene otra. Ra habló del fortalecimiento mutuo de la transferencia de energía que se produce en una pareja durante el acto sexual, que revitaliza físicamente a la mujer y le proporciona al hombre inspiración para fomentar su espíritu. Afirmaron que el trayecto de esta energía es hacia arriba a través de los chakras para la mujer, pero ¿es el mismo para el hombre, o existe tal vez una trayectoria circular entre las dos entidades?

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu pregunta, hermana. Cuando el intercambio de energía sexual se completa entre las entidades masculinas y femeninas, o entre aquellas que expresan los principios masculino y femenino, el intercambio de energía es de rojo a rojo, de naranja a naranja, de amarillo a amarillo, de verde a verde. Si cada entidad tiene la capacidad de experimentar intercambios de centros de energía más elevados, también se procederá de la misma manera. Para que haya un intercambio de energía, debe existir al menos la activación del centro de energía del rayo verde ¿Hay alguna pregunta de seguimiento, hermana?

No, muchas gracias.

Se nos conoce como los de Q’uo, y te damos las gracias, hermana. En este momento quisiéramos agradecer a cada uno de los miembros de este grupo por habernos invitado a acompañaros hoy. Para nosotros ha sido un gran honor hacerlo. Como siempre, vosotros nos inspiráis, y esperamos haberos inspirado e informado del mismo modo, porque, ciertamente, todos recorremos este camino juntos, y juntos buscamos y compartimos al Creador Uno e Infinito. Descansad tranquilos, queridos amigos, sabiendo que todo está bien, y que todo estará bien. Vosotros sois uno con el Único Creador, y lo estáis descubriendo más y más cada día en vuestras actividades diarias, porque ésta es la progresión natural del buscador consciente de la verdad. Nos conocéis como los de Q’uo. Ahora os dejamos en el amor y en la luz del Creador Uno Infinito. Adonai, queridos amigos, Adonai vasu borragus.