La pregunta de esta tarde es: Del contacto Ra aprendimos que había un precio a pagar por cada oportunidad de servicio a los demás que estaba en una proporción directa: cuanto mayor era la pureza del servicio deseado, mayor era el precio a pagar por él. Como principio relacionado, también aprendimos en el contacto Ra que el uso de cualquier artilugio para mejorar la evolución, como meditar en una pirámide o utilizar un equipo de biorretroalimentación para profundizar en el estado meditativo, o consumir marihuana para mejorar la perspectiva, requería que el buscador utilizara la evolución mejorada para un mayor servicio a los demás, o el uso del artilugio se volvería negativo. Esta es la Ley de la Responsabilidad.
¿Hablarías del hecho de que tanto un mayor deseo de servir más puramente como el uso de artilugios para mejorar nuestra propia evolución conllevan un mayor precio que el buscador tendrá que pagar en la cantidad y calidad de los gastos de energía? ¿Habría algún otro tipo de precio que pagar aparte de un aumento en el tipo o la calidad de la cantidad de gastos de energía, los esfuerzos por parte del buscador como resultado de la utilización de artilugios o de encontrar un mayor deseo de servir? Lo que realmente quiero saber es, ¿por qué hay una relación directa que requiere un mayor esfuerzo por parte del buscador cuando éste quiere servir más puramente o utiliza algún artilugio para mejorar el progreso evolutivo?
(Carla canalizando)
Q’uo
Soy Q’uo. Saludos en el amor y en la luz del infinito Creador. Es un placer unirnos a su meditación y ofrecer nuestras muy falibles opiniones. Les agradecemos mucho que nos permitan servirles de esta manera, pues es así como nosotros mismos aprendemos más de la sabiduría y la compasión. Nos complace especialmente abordar una cuestión sobre el servicio y el coste del servicio a los demás. En este día que es un día sagrado en la liturgia de su Iglesia cristiana, ese día llamado Domingo de Ramos, cuando un joven de pies polvorientos cabalgó voluntariamente al encuentro de su pasión, su falsa sentencia y su muerte, todo contado como nada en su consideración, cuando se le comparó con el privilegio de hacer la voluntad del Padre.
Examinemos esta parte de la historia que el cristianismo cuenta sobre un hombre, un campesino, un erudito y, dependiendo de a quién se le preguntara en aquel momento, un profeta, un salvador, un advenedizo político o un fanático religioso. Esta entidad llegó a su encarnación con muy poca idea del destino que iba a experimentar. Simplemente siguiendo sus propios intereses y disciplinas fue capaz de desplegar ante su rostro aquellas cosas de las que era importante que esta entidad tomase conciencia. No sabía, cuando estudiaba el saber religioso de su grupo cultural particular, que sería un instrumento de cambio para ese grupo. Estudiaba porque estaba enamorado, enamorado del Creador que dio la ley.
A través de largos años que no están registrados en la mayor parte de la historia, esta entidad estudió y viajó por África, la India y muchos lugares que ahora se llaman de diferentes maneras, Asia Menor, la parte norte de Europa oriental, y luego de vuelta al hogar galileo desde el que se había enviado en busca de sabiduría. Hubo un período durante el cual esta entidad conocida por ustedes como Jesús simplemente se dedicó al trabajo duro, trabajando como su padre lo había hecho antes que él como carpintero y trabajador de la madera. Su corazón estaba a veces lleno de amor, lleno de romance, y lleno de una fuerza interior cada vez mayor que comenzó a guiar a esta entidad por los caminos de un ideal que no podía encontrar en el mundo que le rodeaba, o en el testimonio de sus antepasados.
No hubo un día en que esta entidad se despertara y dijera “Eureka, ahora sé lo que debo hacer, cuál es mi destino. Veo cada paso y estoy dispuesto a darlo”. Más bien, esta entidad fue movida por un espíritu y una voz que no hablaban de un panorama más amplio, sino de aquello que debía realizarse en el presente inmediato. Sería imprudente y falso considerar que la entidad conocida como Jesús tenía una gran visión de conjunto y se limitaba a observar los numerosos cambios y transformaciones que se producían durante el ministerio activo de la entidad. No se trataba de un dios; era un ser humano de tercera densidad, con todo el potencial posible, tanto para el lado luminoso como para el lado oscuro de la naturaleza humana de tercera densidad.
Sin embargo, esta entidad había amado a su Señor durante mucho tiempo. Día tras día, año tras año, desde que no era más que un niño, había dedicado cada momento libre a la consideración de su propia naturaleza y de la naturaleza del Señor al que sabía que amaba, pero al que deseaba profundamente saber cómo servir. Recibió muchas, muchas orientaciones del espíritu que está con el Padre, y, cuando su destino se le vino encima, no hubo Abraham que lo apartara del fuego del sacrificio. Para transfigurar la historia escrita del Señor al que amaba, el Padre del que se sabía hijo, descubrió que debía recrear una alianza, una alianza espiritual entre el Señor Dios y el pueblo del Señor.
Contemplando las restricciones de los diez mandamientos dados a Moisés, oró durante años para conocer las verdades de lo que encontraba como sombras en esas leyes. Y a medida que rezaba, le llegaba la guía que rezaba tan profundamente, de modo que fue capaz de decir lo que sentía que era ese nuevo pacto, no una lista de cosas que no se debían hacer, el relato complejo e infinitamente separador de unos y otros de los hijos del Creador. Esta entidad optó por colocar estas mismas leyes en una perspectiva más simple y orientada positivamente. El primer mandamiento seguía siendo el mismo, amar al Creador con todas las energías y talentos, dones y habilidades. Pero en la segunda ley, borró un oscuro velo de gasa de advertencia y miedo que había colgado sobre las enseñanzas espirituales dentro de su cultura durante un milenio y más. El segundo mandamiento prescindió de todos los “no hacer”, y ofreció dos cosas que hacer: amar al prójimo, sea ese prójimo un extraño, un amigo o un enemigo, en todas las circunstancias, tal como una entidad se amaba a sí misma. Dijo específicamente que estos dos mandamientos, el amor a Dios y el amor a todos los demás como a uno mismo, cumplían y sustituían a toda la ley y los profetas.
No negó la historia de su pueblo, pero cuando sintió, a través de intensos años de oración, la guía de una voz en la que confiaba, se puso a disposición para hacer aquello para lo que el Padre le había enviado. En nombre del amor, de la verdad y de la vida, soportó el odio, la mentira y la propia muerte. Sólo la fe le permitió decir: “Aunque estos huesos sean polvo, yo resucitaré de entre los muertos”, un espíritu limpio por fin ante el Señor Dios, limpio de humanidad, limpio de problemas, limpio de la profundidad de la confusión que inevitablemente ofrece la experiencia de la encarnación. Y, en efecto, cumplió la promesa que había hecho con fe. En esa historia está el camino hacia la eternidad de muchos millones de sus pueblos. Creó una vida digna de ser contada por la pureza de su deseo de servir a su Padre, el Creador de todo lo que existe.
Ahora, llevemos esta discusión a toda la humanidad de tercera densidad. Podemos ver que hay un cierto porcentaje de aquellos que, aunque vivos dentro de sus cuerpos, están muertos para sus espíritus. Estas entidades, debido a su falta de deseo de servirse a sí mismas o a los demás, experimentan la vida placentera en la medida en que puede ser experimentada, pues la vida siempre está llena de pérdidas y angustias privadas. Sin embargo, a los que duermen les basta un simple día soleado para sentirse uno con todas las cosas, y al día siguiente, si llueve, se nubla y hay tormenta, deben sentirse completamente desubicados e infelices. Los que duermen soplan con el viento y no desean un camino.
Hablamos a los que sí desean servir con excelencia y pureza. Contempla tu deseo. ¿Ardes? ¿Tienes esperanza? ¿Deseas más que nada dentro de la ilusión la oportunidad de servir al único Creador infinito? Hay muchos cuyo deseo es simplemente estar con el infinito. Estas no son vidas que hacen grandes historias, aunque la luz de esas vidas es muy fuerte. Hay otros a los que les hablamos que desean no sólo experimentar la unidad con el Padre, sino que desean seguir la segunda petición de aquel conocido como Jesús, amar a otros seres como el ser es amado por el ser.
Ahora bien, han preguntado por qué aquellos que desean con más ahínco servir puramente experimentan encarnaciones difíciles, y por qué aquellos que utilizan artilugios, como pirámides, cristales y rituales mágicos, también se encuentran con una buena cantidad de dificultades en la experiencia vital, tal como se percibe subjetivamente.
Tomemos el caso de aquellos que están utilizando artilugios tales como drogas, o formas, o métodos para enfocar la concentración, con el fin de ayudar a su servicio a los demás, ya que sus dificultades surgen de un nivel diferente al de los demás. Aquellos que están dispuestos a utilizar una muleta con el fin de elevarse hacia la luz, ya sean drogas, rituales mágicos o cualquier otra ciencia oculta que pueda utilizarse como artilugio, se han arrastrado literalmente a un lugar para el que no han trabajado y para el que es muy posible que no estén preparados. Estén o no listos para experimentar la sabiduría y la luz, el amor y la compasión de la relación con la deidad, deben reconocer la falsedad de su posición en la luz. Las drogas desaparecen. La personalidad mágica puede desmoronarse entre la tienda de comestibles y la gasolinera. La sabiduría oculta puede dejarlo a uno sin recursos cuando ocurre algo que está completamente en contra de ese particular método dogmático de percibir la mente arquetípica. Y sola por fin consigo misma, esta entidad que ahora no tiene muleta, se encuentra comprometida a dispensar acciones y palabras y el propio ser de su yo de una manera congruente con lo que ha aprendido. La muleta se ha ido, pero la entidad es responsable de la luz que esa muleta ha ganado.
Por lo tanto, se puede ver que aquellos que por cualquier medio que no sea el natural se mueven a sí mismos hacia la transformación, deben ser necesariamente responsables de lo que se ha ganado mucho después de que la muleta ha sido desechada. Cuanto más eficaz haya sido el uso de la muleta para una entidad, mayor será la disparidad entre la conciencia de la verdad de esa entidad y su capacidad para mostrarla en la experiencia de vida.
Por lo tanto, siempre hemos animado a las entidades que buscan espiritualmente a que lo hagan honesta y naturalmente, teniendo infinita paciencia con el yo consciente díscolo. De hecho, es una violación del amor a uno mismo utilizar cualquier muleta para obtener el conocimiento de lo más elevado, porque es una acción de alguien que no ama ni confía en sí mismo tanto como ama y confía en otros seres. Se considera indigno de sí mismo, y debe utilizar esta muleta para acceder a la conciencia espiritual. Las entidades, por lo tanto, que han experimentado dificultades debido al uso de una muleta de cualquier tipo que altera la conciencia del yo, se encontrarán en una posición difícil, porque han tratado de servir a los demás antes de haber aprendido a amarse a sí mismas, y por lo tanto a amar a los demás sin escatimar.
Ahora bien, para aquellas entidades sobre las que se ha formulado esta pregunta, el camino se recorre honestamente, el deseo se siente cada vez más dentro de la porción central de la actividad del pensamiento, la intuición y la acción dentro de la experiencia encarnada. Tal entidad está hambrienta de buenas obras. Si pudiera ser un pescador, desearía que sus redes rebosaran, como con la ayuda de Jesús los pescadores experimentaron la gran pesca. Incluso meditando, centrando el yo, aprendiendo a amar todas las partes del yo, y deseando intensamente servir a los demás, para compartir con ellos el amor y la luz del infinito Creador, encontrarán que inevitablemente han sido demasiado ávidos de ganancias.
Verás, la ganancia no es sólo una ganancia de dinero o poder. Aquel que desea ganar para el reino de la verdad y el amor tantas entidades como sea posible también tiene una ambición de tercera densidad muy humana que empuja a esa entidad, hace que los rayos naranja y amarillo de esa entidad a menudo se enturbien por la impaciencia, y el deseo de salvar a toda la gente del planeta, si es posible, en las próximas veinticuatro horas. Aunque esta ambición ha sido en muchos casos la base de una hermosa vida espiritual que es de gran ayuda y consuelo para otros buscadores en el camino de la verdad, es mucho más común que los buscadores que han apilado sus platos llenos de buenas obras intencionadas se encuentren llenos en medio de la comida de la vida encarnada, que hay más que hacer, más que digerir, más que romper y bendecir y dar, y para muchos el corazón vacila, el alma se queda atónita ante la tarea que tiene ante sí, y se pregunta: “¿Por qué se me han dado esta guía y estos deseos, sólo para encontrar en ellos la rosa con espinas, el lecho de clavos, la crucifixión así como la resurrección? “
En el caso de aquellos que genuinamente se aman a sí mismos y desean servir a los demás, debido a su comprensión de que son de la luz y el amor del infinito Uno, estarán en algún momento dentro de la vida en una posición en la que se ve qué hacer, y cómo hacerlo con la energía y la alegría de la comodidad espiritual, mientras que el cuerpo físico, que ha sido inundado con las poderosas experiencias de transformación espiritual, comienza a fallar de una manera u otra porque las energías que están siendo llevadas a la red de conciencia son aquellas que son hermosas para el ser que es infinito, pero destructivas como lo sería un fuego para el animal físico que es el vehículo de cada campo de conciencia de tercera densidad.
Es importante señalar que el Creador permite a una entidad antes de la encarnación, que se ha ganado el derecho a elegir patrones encarnacionales, elegir tantas lecciones que aprender y servicios que ofrecer como desee. Algunas entidades tienen una hermosa simplicidad sobre ellos, y son felices con una vida humilde, un testimonio sencillo, un espíritu siempre prevaleciente de amor y paz. Encontrarás a estos santos en trabajos serviles, en casas de alta alcurnia y en todos los lugares intermedios. Lo que los distingue es su tranquilidad de espíritu y su falta de ambición; sólo han deseado dar testimonio del Creador a través de las prácticas normales de la vida, criando hijos, teniendo relaciones y atesorándolas, y pasando a una muerte encarnada pacífica, con toda la expectativa de la vida eterna.
Estas almas son raras debido a la impetuosidad precipitada de las almas jóvenes, y cada alma es joven sin importar de dónde venga cuando entra en encarnación. La mayoría, con mucho, siente que puede manejar al máximo absoluto las lecciones personales, y el máximo absoluto el uso de los dones y talentos que le han sido dados. ¿Es de extrañar, entonces, que cuando los ojos espirituales son más grandes que el estómago espiritual, el vehículo físico que es finito comience a quemarse debido a la falta de coincidencia de vibraciones entre la experiencia encarnada, externa, y las vibraciones internas de practicar la presencia del Uno infinito? Siempre, tal entidad continúa ardiendo con el deseo de servir sin importar las circunstancias, y es bastante usual que tales entidades pierdan su salud, y sus vidas encarnacionales, mientras presionan siempre adelante hacia un uso más perfecto de sus talentos, una expresión más perfecta del amor del Creador.
¿Qué podemos decir a los que están experimentando esto? En primer lugar, sugeriríamos que las entidades que están buscando espiritualmente empiecen a ser conscientes del poder de la humildad. El mayor error cometido por aquellos que desean tanto servir es que son demasiado impacientes para escuchar la guía interior. Por lo tanto, es muy posible que no noten cuándo ha llegado su momento de dar testimonio, y cuándo es el momento de permanecer en silencio, cuándo es el momento de arder con la gloria del Uno infinito, y cuándo es el momento de descansar el vehículo físico de todos los vigores de transformación que ocurren en la vida orientada espiritualmente.
Puede entenderse que la polaridad espiritual está en proporción directa a la fuerza del campo de conciencia, que es el YO SOY de ustedes. Cuanto más polarizada y sacrificada sea la vida, más fuerte será el campo de conciencia, mayor será la gravedad espiritual y más apropiado y evidente será el descanso.
Por lo tanto, pedimos a aquellos que están ardiendo tal vez demasiado rápido con el amor del Creador y de servicio a todos a pasar el tiempo, no preguntando qué más pueden hacer, sino permitiendo al Creador ministrarlos a ellos, porque el amor del Creador fluye a través de ellos, ¿por qué no debería incluirlos? Tantas entidades se conducen a sí mismas como si sus vehículos fueran coches usados, sin respeto y sin amor. Consulten el vehículo físico, todos los que buscan. Y cuando el vehículo físico, con sus emociones, sus pensamientos, sus miedos y sus planes, esté clamando por descanso, sepan que el único Creador infinito los está guiando para que presten atención a esa necesidad de descanso, porque ¿no es el servicio primordial de aquellos que aman simplemente ser amor? ¿No hay una gran virtud en descansar en el tabernáculo del Altísimo? ¿En caminar por bosques de segunda densidad, exultantes ante la pura majestad del Creador? ¿No darían descanso incluso a su peor enemigo cuando está cansado? Sin embargo, cómo se impulsan, los que buscan, acelerar el ritmo de su evolución espiritual, y qué innecesario es que se impulsen.
Aquellos que se han contagiado del amor del único Creador infinito harán todo lo posible, y no pueden ser acusados de pereza porque el vehículo físico deba descansar. Sugerimos que el respeto, el amor y la compasión no sean esos regalos que das sólo a los demás, sino principalmente y en primer lugar a ti mismo, porque debes honrar a tu vehículo físico. Y si has apilado tu plato demasiado alto, y te sientes poco realizado porque no has sido capaz de hacer todo lo que pretendías, ¿no puede el espíritu dentro de ti ver que si intentas lo máximo cuando eres fuerte, también puedes intentar un amor tranquilo que no conoce la rendición, y no necesita ambición, mientras estás quieto? Si deseas que otros reciban el alimento celestial, ¿te negarás entonces a ti mismo ese descanso perfecto, esa suave luz, esa plenitud de ser?
Pedimos a los que han empezado a consumirse en el camino espiritual que apaguen ese fuego con el agua suave que apaga la sed espiritual para siempre. Imagínate a ti mismo de pie bajo una cascada de lluvia celestial, lluvia que renueva y refresca, que honra y respeta todo lo que toca, que conecta el pesado cuerpo químico de nuevo en el orden de trabajo apropiado a los deseos del campo de conciencia que eres. En otras palabras, no hay ninguna ley espiritual que diga que debes, en todo momento y bajo todas las circunstancias, hacer una cosa en particular en servicio a los demás. Cuán estrechas serían las capacidades del espíritu del YO SOY viviente si esto fuera así. En realidad no es así, por lo que pedimos a los estudiantes espirituales que consideren honestamente sus propias ambiciones espirituales. Pregúntate ¿cómo deseas servir ¿. ¿Qué deseas aprender? ¿Y cuán profunda y llena de gracia es la conciencia que está haciendo estas cosas? Es fácil responder a las dos primeras preguntas. Reconocer la tercera tiende a ser visto por los buscadores espirituales como una forma de admitir debilidad, insuficiencia o fracaso.
Hermanos y hermanas, se han dado toda una vida. Tienen ante ustedes el momento presente. Si ven en ese momento una gran ambición, e ideas sobre cómo servir, y qué dones utilizar, que salen de ustedes antes de cualquier consulta con el espíritu interior, entonces es que deben tener compasión de ustedes mismos, y amarse dejando de lado la ambición y el servicio por el momento, porque servir, y esperar servir, son pasos que se dan después de hacer cuentas con el yo.
Ten compasión del barro que te lleva. Ten compasión del alma que no ha tenido en cuenta las limitaciones de la encarnación, que ha pedido demasiado. Sepan que no existe una única prueba para todos, un único conjunto de servicios de conocimiento que todos deban conocer. Sepan, en cambio, que en la medida en que han confiado y tenido fe en ustedes mismos y se han atesorado como lo haría un avaro, para que cada don y cada talento puedan ser ofrecidos según las indicaciones del espíritu, así el buscador ha aprendido a utilizar una polaridad cada vez más clara y lúcida, no pidiendo que el yo sea negado, sino pidiendo que el yo sea utilizado en su máxima capacidad.
Si puedes descansar en la paz de parar cuando estés cansado, y empezar cuando estés inspirado, estarás en todo momento aprendiendo todo lo que puedas, transformando tu campo de conciencia de forma positiva al máximo, y honrando al Creador de todo. Si parece que hay algo que deseas hacer y que no se puede, evita la frustración y el juicio, y en su lugar háblate a ti mismo, a este cuerpo que te ha llevado, con palabras de amor y consuelo y paz divina. De este modo, vuestros sacrificios serán guiados por el espíritu de la sabiduría infinita, y sabrán cuándo les ha llegado la hora, y cuándo es mucho mejor descansar y recuperar fuerzas para las pruebas venideras.
No queremos sugerir en modo alguno que exista una forma en que la vida espiritual pueda ser vivida con particular facilidad. Cada vez es más difícil cambiar y volver a cambiar en la búsqueda de la polaridad positiva. El desajuste vibratorio empieza a pasar factura al vehículo físico. Es posible que las entidades a las que amas ya no te amen, y casi seguro que no te comprenderán. Y cuando contemplas tus dones, sabes que administrarlos es una gran responsabilidad, cada vez mayor a medida que los dones y talentos se perciben como mayores. Y así, el buscador espiritual se esfuerza, lucha, ama, se rompe a sí mismo y muere al mundo, entrando en la vida más grande como un guerrero de paz y amor, en un campo de conciencia muy transformado por los rigores de la manifestación.
Que todos los que buscan y todos los que desean servir a los demás pregunten primero al Creador: “¿Cuál es Tu voluntad para mí?”. Esta simple meditación creará una riqueza de descanso.
Lamentamos haber hablado demasiado, pero sentimos que era necesario emplear todo el tiempo posible para expresar la complejidad de la pregunta de alguna manera que nos pareciera enfocada hacia respuestas útiles. Como siempre, les pedimos que sean conscientes de que se trata de opiniones, y que las tomen como tales. Ahora cerraremos este trabajo a través del conocido como Jim. Soy Q’uo, y dejo este instrumento con agradecimiento, en amor y luz.
(Jim canalizando)
Soy Q’uo, y los saludo a cada uno de ustedes de nuevo en amor y en luz. ¿Podemos preguntar si hay alguna duda en este momento sobre la que podamos hablar más?
Carla
¿Desea hablar más sobre este tema en otro momento?
Q’uo
Soy Q’uo. Creemos que hemos abordado esta cuestión tal y como se nos ha presentado con suficiente detalle en este momento, y nos reservamos cualquier otra respuesta a aquellas preguntas que puedan tener para nosotros y que traten de refinar su comprensión.
¿Alguna otra pregunta, hermana?
Carla
No, Q’uo, gracias.
Q’uo
Soy Q’uo, y te estamos muy agradecidos, hermana. ¿Hay alguna pregunta en este momento?
Carla
No de mi parte.
Q’uo
Yo soy Q’uo. Por lo tanto, si hemos agotado las preguntas, volveremos a expresar a cada uno de ustedes nuestra extrema gratitud por la oportunidad de unirnos a ustedes en su meditación y de ofrecer aquellas palabras de información e inspiración que puedan encontrar útiles en sus viajes de búsqueda. No podemos agradecerles lo suficiente este gran servicio que nos ofrecen. Esperamos haberles ofrecido aquello que alegra sus corazones como los nuestros se alegran con su invitación. En este momento nos despediremos de este instrumento y de este grupo, dejándolos, como siempre, en el amor y en la luz del glorioso Creador infinito. Se nos conoce como los de Q’uo. Adonai, amigos míos. Adonai.